Uno de los atractivos de la arquitectura que nos maravilla constantemente es su versatilidad, canalizando las distintas expresiones artísticas e ideológicas de la vanguardia. Así pues, uno de los diseños arquitectónicos que se ha vuelto a poner en boga es la arquitectura brutalista. Si no te suena familiar, piénsalo de nuevo, porque seguramente ya lo has visto antes, ya que son aquellas monumentales, espaciosas y a la vez austeras construcciones hechas a partir de concreto. A continuación, te contaremos más sobre este tipo de arquitectura.

La arquitectura brutalista surgió en la segunda mitad del siglo XX, a finales de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Los primeros diseños fueron creados por la pareja de arquitectos y urbanistas ingleses Alison y Peter Smithson, considerados como cofundadores de este estilo. El término brutalismo se acuñó por esta pareja en 1953 a partir de la locución francesa béton brut que en español significa “hormigón crudo”. La característica más distintiva del brutalismo es que la construcción deja a la vista la crudeza de los materiales que la conforman, que en este caso se trata del concreto en bruto.

Otras propiedades que despuntan a este estilo arquitectónico es que los elementos de la construcción misma (como el concreto) tienen un protagonismo central en la estética del edificio. A pesar de no ser un material muy vistoso, el concreto es tratado con mucha delicadeza al ser vertido in situ, lo que lo dota de una belleza singular. En el edificio también son incorporados elementos naturales que suavizan y proporcionan armonía y cohesión a los espacios interiores. Algunas ventajas que poseen estos diseños es la ganancia de espacios por la economización de gastos en materiales simples.
El proceso de construcción de estas obras arquitectónicas consiste en el vaciado de cemento entre tablas de encofrado, donde se aguarda a que el concreto fragüe para retirar las tablas y los pasadores, y finalmente, obtener un muro capaz de aguantar otras estructuras encima o actuar como una pared divisoria. Estas construcciones también son capaces de aportar un confort climático gracias a su diseño que facilita la circulación del aire, enfriando los espacios interiores.

En relación con Artea, nuestro desarrollo también se acopla a este estilo arquitectónico por su diseño y uso de materiales simples. En efecto, hemos utilizado materias como madera de bambú y madera de nogal, cuyo atractivo le concede al edificio un aspecto estético particular, acorde al protagonismo de la armonía la naturaleza en el cual nos enfocamos. Al mismo tiempo, hemos incluido el uso del concreto como un elemento austero y elegante, que da una apariencia modernizadora y portentosa a la edificación.
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